¿Qué es realmente la autoestima?
La palabra “autoestima” se usa mucho, pero pocas veces se explica con profundidad. No se trata solo de pensar bonito sobre uno/a mismo/a. Tener autoestima no es repetir afirmaciones frente al espejo ni sentirte siempre fuerte.
La autoestima real se construye desde algo más simple —y más difícil—: escucharte, tomar en serio lo que sientes, darte lo que necesitas.
Autoestima es escucharte
La base de una autoestima sana es el vínculo que tienes contigo. Igual que en cualquier relación significativa, ese vínculo necesita escucha, presencia y validación.
Escucharte es preguntarte:
-
¿Qué estoy sintiendo ahora?
-
¿Qué necesito realmente?
-
¿Estoy yendo contra mí para agradar, rendir o encajar?
Y luego actuar en consecuencia, aunque sea en pequeñas cosas: parar cuando estás agotado, pedir ayuda, dejar de exigirte tanto.
Autoestima es validarte
Validarte es reconocer que lo que sientes tiene sentido, aunque no lo entiendas del todo. Es decirte internamente: “tiene sentido que me sienta así”, en lugar de “no debería sentirme así”.
La autovalidación no es complacencia, es compasión. Desde ahí se puede cambiar. Pero sin validación, lo que hacemos es reprimirnos, y eso siempre cobra factura.
Autoestima es estar para ti
Puedes empezar a practicarla así:
-
No negando lo que sientes aunque sea incómodo.
-
Hablándote con el mismo tono con el que consolarías a alguien que quieres.
-
Permitirte descansar sin culpas.
-
Decidiendo en función de lo que te hace bien, no solo de lo que esperan los demás.
La autoestima es ese compromiso diario de no abandonarte.
Si te cuesta escucharte, darte espacio o confiar en que tus emociones tienen valor, quizás sea el momento de empezar a construir un vínculo más amable contigo. Puedo acompañarte en ese camino.