Rellena esta solicitud y a la mayor breveda posible contactaré contigo.
Te sientes apagado, con menos ganas de todo, más irritable o con el cuerpo tenso constantemente. Quizás no duermes bien o te cuesta disfrutar. Pero piensas: “No será para tanto, no tengo depresión”. O: “Esto no es ansiedad, solo estoy estresado”. Y entonces sigues… sin pedir ayuda.
En psicología, a veces confundimos tener un trastorno con merecer atención. Y no es lo mismo.
En los manuales diagnósticos como el DSM-5 o la CIE-11, un trastorno implica que los síntomas provocan un malestar clínicamente significativo o un deterioro en el funcionamiento. Es decir, que afectan de forma notable tu vida cotidiana. Pero no hace falta cumplir todos los criterios de un trastorno para que lo que te pasa sea importante.
A menudo imaginamos la salud mental como una línea: o estás bien o estás mal. Pero en realidad es un continuo. Hay días mejores y peores, y también hay momentos en que sin llegar a un diagnóstico, el malestar empieza a ocupar demasiado espacio.
Pensar que “como no es grave, no merece atención” es una trampa. Es como esperar a que una herida se infecte para empezar a curarla.
Cuando sientes que algo te está costando más de lo habitual.
Cuando el malestar empieza a ser más presente que el bienestar.
Cuando te estás aislando, rindiendo o apagando poco a poco.
Cuando llevas tiempo intentando gestionar algo por tu cuenta… sin éxito.
Pedir ayuda psicológica no significa que “estés mal” o que “tengas algo”. Significa que estás escuchando tu malestar, aunque sea difuso o no tenga nombre. Que eliges no hacerlo solo.
Porque no todo malestar es un trastorno. Pero todo malestar, sí merece atención.
Si sientes que tu malestar empieza a ocupar demasiado espacio y se escapa a tu gestión, te ofrezco mi atención y acompañamiento. para que obtengas la información y estrategias para lograr estar al volante y recuperar el control de tu vida.
Cuéntame por Whatsapp