TERAPIA INDIVIDUAL INFANTO-JUVENIL
La infancia es una etapa de desarrollo constante en la que pueden aparecer dificultades emocionales o conductuales que interfieren en el bienestar del niño o de su entorno. La terapia infanto-juvenil es un espacio seguro, adaptado a su lenguaje y a su forma de comprender el mundo. Un espacio donde puede expresar lo que le ocurre y encontrar recursos para manejarlo de forma más saludable.
Enfoque
Atiendo a menores a partir de los 6 años de edad, adaptando la intervención a su nivel de desarrollo cognitivo, emocional y relacional. El enfoque es ecléctico y personalizado, combinando técnicas cognitivo-conductuales, proyectivas y emocionales, según las necesidades de cada caso. Se utilizan el juego, el dibujo, el cuento, la conversación o cualquier otro recurso que facilite la expresión simbólica o verbal del malestar del menor.
Trabajo también de forma coordinada con los padres o figuras cuidadoras, ofreciendo orientación en pautas de crianza, manejo de emociones y conductas, acompañamiento en momentos de cambio, así como estrategias para favorecer el vínculo y el desarrollo saludable del niño o niña. Las sesiones con progenitores se integran en el proceso cuando es necesario, ya que el trabajo terapéutico en menores siempre debe incluir al entorno familiar.
Proceso
Importante: Será imprescindible el consentimiento expreso del progenitor o progenitores que tengan la patria potestad del menor para que éste pueda recibir cualquier evaluación e intervención psicológica. Sólo se hará excepción si se presenta un documento que acredite que existe una causa judicial abierta o resuelta por maltrato de uno de los progenitores hacia el otro progenitor o hacia el menor.
Las sesiones tienen una duración de 50-60 minutos y un coste de 50€ por sesión.
Entre las problemáticas más comunes que se atienden en consulta están:
- Dificultades de conducta, rabietas, desobediencia, impulsividad.
- Ansiedad, miedos excesivos, preocupaciones o síntomas psicosomáticos.
- Dificultades de socialización o relación con iguales.
- Baja autoestima, inseguridad, tristeza o apatía.
- Duelos, separaciones o cambios significativos en la vida del niño.
- Dificultades de atención o concentración, entre otros.
El objetivo del trabajo terapéutico no es solo aliviar síntomas, sino ayudar al menor a comprender y canalizar lo que le ocurre, a construir recursos personales para afrontar las situaciones que vive, y a favorecer un desarrollo emocional más sano y equilibrado.