¿Qué son los problemas y trastornos infantiles?
Los trastornos infantiles son aquellas que aparecen durante la infancia. En esta etapa se establecen las bases del desarrollo emocional, cognitivo, social y conductual. En este proceso pueden surgir dificultades que, en algunos casos, superan lo esperable para la edad y requieren atención profesional. Estas dificultades, si no se abordan a tiempo, pueden interferir en el bienestar del niño o niña y complicarse en etapas posteriores del desarrollo.
Es normal que en la infancia aparezcan ciertos comportamientos problemáticos: rabietas, miedo a la oscuridad, celos, dificultades para compartir… Estas situaciones suelen resolverse con el tiempo si el entorno es seguro y el desarrollo avanza con normalidad.
En cambio, hablamos de trastorno infantil cuando las dificultades son persistentes, intensas y generan un malestar o interferencia significativa en la vida diaria del menor. La intervención profesional permite distinguir entre lo evolutivo, lo específico y lo clínico, y actuar con mayor precisión.
Se estima que entre el 10% y el 20% de los niños puede presentar algún tipo de trastorno psicológico o del desarrollo a lo largo de su infancia. Muchos de estos casos pasan desapercibidos o se minimizan, por lo que una detección temprana y adecuada puede marcar una gran diferencia en el pronóstico.
Tipos de trastornos infantiles comunes
Algunos de los trastornos más frecuentes en la etapa infantil son:
Trastorno de Ansiedad por Separación: miedo intenso a separarse de las figuras de apego, que afecta al día a día.
Mutismo Selectivo: incapacidad para hablar en contextos sociales donde se espera que lo haga.
Trastornos del aprendizaje: dislexia, discalculia, disgrafía, que afectan el rendimiento escolar.
Trastorno Negativista Desafiante (TND): patrón de comportamiento desafiante e irritable.
Trastorno de Conducta: conductas agresivas, destructivas o transgresoras de normas.
Fobia Social Infantil: miedo y evitación de interacciones sociales.
Trastornos de la Eliminación: enuresis o encopresis más allá de la edad esperada.
Trastorno de Apego Reactivo: dificultades para establecer vínculos emocionales seguros.
Manifestaciones habituales de los problemas infantiles
Las señales pueden variar según el tipo de trastorno, pero algunas manifestaciones comunes incluyen cambios en el estado de ánimo o en el comportamiento sin causa aparente; regresiones (como volver a hacerse pis o chuparse el dedo), problemas en la escuela: bajo rendimiento, inatención o rechazo escolar; dificultades para relacionarse con otros niños o con adultos; conductas agresivas, evitativas o de aislamiento o quejas físicas frecuentes sin causa médica (dolores de barriga, cabeza…).
Causas de los trastornos infantiles
Las dificultades infantiles no surgen por una única causa, sino por la interacción de varios factores:
Biológicos: genética, temperamento, neurodesarrollo.
Familiares: estilo de crianza, dinámicas del hogar, conflictos.
Escolares y sociales: relaciones con iguales, entorno escolar, acoso o rechazo.
Experiencias adversas en la infancia (ACE): negligencia, maltrato, separaciones, trauma.
Mi enfoque terapéutico
Trabajo con niños y niñas desde un enfoque que respeta su nivel de desarrollo, su forma de expresar el malestar y su necesidad de seguridad. Cada intervención se adapta a la edad, las características del menor y el contexto familiar.
Utilizo técnicas proyectivas como el juego y el dibujo para facilitar la expresión emocional; terapia cognitivo-conductual adaptada a la infancia, con dinámicas lúdicas que enseñan habilidades de regulación y afrontamiento; entrenamiento en habilidades sociales, para mejorar la relación con iguales y adultos; psicoeducación y acompañamiento familiar, clave para sostener el cambio fuera de la consulta e intervención sistémica, cuando es necesario revisar pautas de crianza o dinámicas familiares que mantienen el problema.
El espacio terapéutico se convierte en un lugar donde el niño o la niña puede ser comprendido, contenido y acompañado en su proceso de maduración emocional.
Importancia de detectar y tratar a tiempo
Cuando un problema se atiende de forma temprana, las posibilidades de resolución o mejoría aumentan considerablemente. La infancia es una etapa de alta plasticidad, lo que permite intervenir con eficacia y prevenir consecuencias a largo plazo.
Dejar pasar una dificultad sin atenderla puede dar lugar a problemas escolares, baja autoestima, conflictos familiares, dificultades sociales o síntomas emocionales más graves en el futuro. Actuar a tiempo es una forma de cuidado y prevención.
FAQ
¿Cómo saber si una dificultad es parte del desarrollo o es preocupante?
Si la dificultad interfiere de forma persistente en su bienestar, su vida familiar o escolar, es aconsejable consultar con un profesional.
¿Es normal que los niños no sepan gestionar sus emociones?
Sí, es parte del proceso de maduración. Pero si el malestar es intenso o sostenido, conviene intervenir.
¿Qué papel tienen los padres en la terapia infantil?
Son fundamentales, ya que muchas intervenciones implican ajustar dinámicas en el hogar y fomentar la expresión emocional.
¿Los problemas psicológicos desaparecen solos con el tiempo?
Algunos sí, si son evolutivos. Pero si persisten o afectan al niño, lo mejor es intervenir cuanto antes.
¿Qué señales indican que mi hijo necesita ayuda profesional?
Cambios bruscos de comportamiento, problemas escolares o sociales persistentes y expresiones frecuentes de malestar.