Solicitud de Cita

Patricia Vílchez Las Heras - Doctoralia.es

Rellena esta solicitud y a la mayor breveda posible contactaré contigo.


Procesos de DUELO

duelo

¿Qué es el duelo?

El duelo es un proceso emocional y psicológico natural que se activa tras una pérdida significativa. Implica una reorganización interna y externa para adaptarse a una nueva realidad en la que algo o alguien importante ya no está presente. Este proceso puede ser doloroso, pero también es una oportunidad de crecimiento emocional y reconstrucción.

La tristeza es una emoción natural que puede aparecer por múltiples motivos. El duelo, en cambio, es un proceso estructurado, con manifestaciones más amplias y prolongadas, que implica una reorganización interna profunda tras una pérdida. No siempre se expresa con llanto o tristeza: también puede manifestarse como irritabilidad, confusión, bloqueo emocional o cansancio persistente.

Aunque no hay una cifra exacta, se estima que una persona puede atravesar entre 40 y 60 procesos de duelo significativos a lo largo de su vida. Esto incluye no solo pérdidas por muerte, sino también separaciones, cambios vitales, pérdidas de salud, identidad o proyectos.

Un duelo no es un proceso patológico, sin embargo en algunos casos, el duelo puede bloquearse o cronificarse, dando lugar a lo que se conoce como duelo complicado o prolongado. Esto ocurre cuando la persona se estanca en una fase como la negación, la ira o la tristeza; hay una incapacidad para aceptar la pérdida incluso tras un tiempo considerable o aparecen síntomas graves como desesperanza, aislamiento extremo o ideación suicida.

Tipos de pérdidas que pueden generar un duelo

Aunque suele asociarse a la muerte de un ser querido, existen muchas otras formas de pérdida que pueden activar un proceso de duelo:

Pérdidas relacionales: ruptura de pareja, divorcio, alejamiento de un amigo.

Pérdidas profesionales: despido, jubilación, fracaso laboral.

Pérdidas personales: fallecimiento de una mascota, pérdida de objetos con valor afectivo, pérdida de salud, movilidad o funcionalidad física o mental.

Transiciones vitales: mudanzas, migraciones, cambios de rol o salud.

Pérdidas intangibles: pérdida de sueños, proyectos vitales o imagen de futuro.

Todas estas experiencias pueden generar un impacto emocional profundo, incluso si desde fuera no siempre se reconocen como “válidas”.

Etapas del duelo (como marco orientativo)

Aunque no son universales ni obligatorias, las etapas del duelo pueden servir como orientación para entender algunas de las emociones que aparecen durante el proceso:

Negación: rechazo inicial de la realidad como forma de autoprotección.

Ira: frustración hacia uno mismo, los demás o las circunstancias.

Negociación: intentos mentales de revertir o mitigar la pérdida.

Depresión: profunda tristeza y conciencia del vacío generado.

Aceptación: reconocimiento emocional de la pérdida y adaptación a la nueva realidad.

Cada persona atraviesa el duelo de forma distinta: lo importante no es “cumplir” fases, sino permitirse sentir y elaborar la pérdida.

Manifestaciones del duelo

El duelo puede expresarse de maneras muy diversas, que no siempre son evidentes como tristeza, apatía o desmotivación; irritabilidad, culpa o rabia; alteraciones del sueño o del apetito; aislamiento o hiperactividad social como evasión; pensamientos recurrentes sobre la pérdida o sensación de vacío o desconexión.

El duelo no sigue un camino lineal. Las emociones pueden aparecer y desaparecer, o superponerse, de formas únicas para cada persona.

Causas que influyen en cómo se vive el duelo

Cada duelo es único y está influido por múltiples factores:

Tipo de pérdida y grado de vinculación con lo perdido.

Circunstancias de la pérdida (inesperada, traumática, ambigua…).

Experiencias previas de pérdida.

Recursos personales: estrategias de afrontamiento, red de apoyo, historia emocional.

Factores culturales y sociales: normas, ritos o creencias sobre la pérdida.

Mi enfoque terapéutico en procesos de duelo

Acompaño el duelo desde un enfoque individualizado, respetuoso y compasivo, entendiendo que cada proceso es único. El objetivo no es “superar” la pérdida, sino ayudar a integrarla emocionalmente, restablecer un vínculo interno con lo perdido y darle un nuevo sentido a la vida.

Trabajo con diferentes enfoques terapéuticos según las necesidades de cada persona:

Terapia Cognitivo-Conductual para transformar creencias disfuncionales y trabajar en la regulación emocional.

Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) para facilitar el contacto con el presente, la aceptación del dolor y la conexión con valores personales.

Terapia centrada en el apego, que ayuda a explorar el vínculo con lo perdido y las emociones derivadas.

Terapia Humanista, que ofrece un espacio de validación, presencia y acompañamiento emocional.

También puedo integrar recursos como el mindfulness, la terapia narrativa o la derivación a grupos de apoyo, según el caso.

¿Cuándo pedir ayuda profesional por un duelo?

No todos los procesos de duelo requieren psicoterapia, pero es importante buscar ayuda cuando el dolor no disminuye con el paso del tiempo y sigue interfiriendo en la vida cotidiana; aparecen síntomas intensos de depresión, ansiedad o desesperanza; hay aislamiento persistente, conductas autodestructivas, dificultad para retomar actividades o la persona siente que está “estancada” emocionalmente y que no puede hablar de lo ocurrido.

En estas situaciones, la ayuda profesional es clave para desbloquear el proceso y recuperar el equilibrio emocional.

Pedir ayuda no significa que el duelo vaya mal, sino que hay aspectos que necesitan ser sostenidos y elaborados en compañía. Un espacio terapéutico puede facilitar el tránsito emocional y abrir camino hacia una vida con sentido tras la pérdida.

Pedir cita.

FAQ

Absolutamente. Incluso las decisiones propias pueden implicar pérdidas significativas que requieren un proceso de adaptación emocional.

Sí, compartir tus sentimientos con personas de confianza o grupos de apoyo puede ayudarte a procesar el dolor, obtener diferentes perspectivas y sentirte menos solo en el proceso.

No necesariamente. Algunas personas encuentran paz al transformar su pérdida en algo significativo, como nuevos proyectos o relaciones, aunque el recuerdo de la pérdida siga presente. La integración emocional es más importante que una «resolución final».

Sí. En enfermedades graves o situaciones de pérdida inminente, muchas personas viven un duelo anticipado, que también requiere acompañamiento emocional.

Por supuesto. Aunque lo expresan de forma distinta, los niños sienten la pérdida y necesitan espacios seguros donde puedan expresarla y ser acompañados emocionalmente.

Sí. Los rituales, formales o personales, pueden ser herramientas potentes para honrar la pérdida, cerrar ciclos y facilitar la elaboración emocional.

Ir al contenido